Cine sobre el asfalto
Niki Lauda y James Hunt |
Si algo ejerce fascinación es el rugido de un motor que anuncia la posibilidad de morir. Si algo ejerce fascinación es la posibilidad de dibujar mundos ajenos en los que tenemos un hueco y en los que nos introducimos buscando explicaciones. Si algo ejerce fascinación, entonces, es la suma de lo anterior que ofrece como resultado películas y automovilismo en un solo paquete.
La aparición de Fernando Alonso
en los circuitos provocó, en su momento, un considerable aumento del interés por el
automovilismo en España. Pero la pasión por el motor no es nueva. Como dice uno
de los personajes de la película 'Rush' los hombres aman a las mujeres, pero,
por encima de todas las cosas, aman el automóvil. También hay mujeres que
sienten esa misma pasión; se lo garantizo. El cine siempre se ocupó de encajar
los motores rugiendo en las películas importantes y de usarlos como excusa para
maquillar la mediocridad. Algunas dedicaron todo el metraje a este deporte;
infinidad de ellas tuvieron en el automóvil una herramienta fundamental con la
que narrar.
'Rush' (2013). El realizador Ron
Howard logra un encaje perfecto entre pasión por el automovilismo y carga
dramática. 'Rush' trata de ser un biopic sobre James Hunt y Niki Lauda
(interpretados por Chris Hemsworth y Daniel Brühl respectivamente) y, al mismo
tiempo, se centra en uno de los campeonatos más emocionantes y disputados de la
historia de la F1.
Los personajes se trazan con
detalle y asistimos a un choque de personalidades brutal, a una historia lleno
de respeto, pero, al mismo tiempo, de odio. El guionista es hábil y va
alternando las voces narrativas (de los pilotos) por lo que el contraste
resulta más contundente.
La dirección de Howard es
impetuosa y logra que las escenas centradas en la competición resulten emocionantes
y espectaculares. Algo más pausado es el ritmo narrativo cuando la cámara mira
a los personajes desenvolviéndose en su vida privada. Howard consigue que,
tanto Hemsworth como Brühl, dejen lo mejor de ellos mismos en cada escena. La
arrogancia, la frialdad, lo milimétrico del carácter de Lauda o la pasión por
disfrutar de la vida y por jugársela en las carreras de Hunt, quedan dibujados
con exactitud gracias a las interpretaciones de los actores.
Por su parte, Anthony Dod Mantle
realiza un trabajo fotográfico espléndido (el tramo final es extraordinario) y
logra que los efectos sonoros y la partitura conviertan la película en un
producto de gran calidad.
'Rush' es un trabajo respetuoso
con el carácter técnico de este deporte. Tiende a un realismo poco invasivo y a
no meterse en charcos innecesariamente.
'Driven' (2001). Esta película es
todo lo contrario a 'Rush'. El guion de Sylvester Stallone es un desastre y el
resultado es un reclamo para los locos del motor. Como si alguien aficionado al
automovilismo se sentará ante un bodrio como si nada por el hecho de ver coches
veloces en la pantalla. El reclamo es un insulto al espectador. Ruido de motor,
música estridente, una historia de amor completamente estúpida y una heroicidad
increíble entre los personajes. Por si era poco, el director Renny Harlin
convierte los coches en una especie de cohete que si choca puede llegar volando
a cualquier lugar improbable; los pilotos se bajan de sus máquinas en medio de
la carrera para ayudar a un compañero en apuros; la conducción que nos ofrecen
es más propia de niños en una pista de karts que de pilotos profesionales. Y,
claro, las carreras terminan pareciendo un capítulo de los autos locos.
Stallone, Burt Reynolds y Kip Pardue defienden sus papeles con poco éxito. Haciendo
gestos no se puede ir a ninguna parte.
'Bullitt' (1968). Si nos centramos en las películas que tienen en nómina a los coches como si fuesen un personaje más, podemos pensar en varias; pero nunca faltaría en una lista 'Bullitt'.
Dirigida por Peter Yates, con
partitura de Lalo Schifrin (magnífica) y la actuación de Steve McQueen
(Jaqueline Biset le acompaña, pero solo eso). En 'Bullitt' se encuentra la que
es (mientras no se demuestre lo contrario) la mejor y más apasionante
persecución en coche de la historia del cine. En las calles de San Francisco,
subiendo y bajando cuestas, esquivando peligros, acelerando hasta límites
insospechados. Un Ford Mustang G. T. 390 Fastback persigue a Dodge Charger R/T
440 Magnum. Ambos son del año 1968. Los diez minutos que ocupa esta persecución
son fascinantes.
Si, además, sumamos que 'Bullitt' es una excelente película policiaca que escapa de todo cliché y que Steve
McQueen hace un papel imponente, hablamos de un clásico imprescindible para
amantes del motor y aficionados al cine.
'Dos en la carretera' (Two for
the road, 1967). El matrimonio visto desde la metáfora de un viaje por
carretera. Crisis, pasión, infidelidad, complicidad, rutina... Todo lo que un
matrimonio encierra subido en un coche y preparado para viajar. Gran parte de
la acción sucede con el motor encendido y rodando por el asfalto.
Stanley Donen presentó un
producto muy amable jugando una baza segura: Audrey Hepburn. Albert Finney que
está espléndido es el marido. La estética sesentera predomina aunque la
película, en general, envejece bien. La pareja, al son de la partitura de Henry
Mancini (exquisita e inolvidable) recorre el mundo, su vida entera. Y Donen
monta la película rompiendo la linealidad de la trama, llevando a sus
personajes de un lugar a otro y de un tiempo a otro (por supuesto los
espectadores vamos detrás). De este modo, estamos obligados a componer un puzle
que termina siendo la historia de cualquier matrimonio. Maravillosa película.
G. Ramírez
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