'Pobres criaturas': ¿Deliciosa o escandalosa?
‘Pobres criaturas’ (‘Poor Things’,
2023) puede generar grandes amores y rechazos descomunales al mismo tiempo. Y
no me refiero a que a unos les gusta y otros la detestan, que también, sino a
la sensación de una sola persona que mira con estupor la pantalla, que se ríe
justo antes de sentir cierto asco, que se maravilla con la extravagancia y
termina odiando un universo ajeno y desproporcionado. Y ‘Pobres criaturas’ es
la película que se recordará, sobre todo, por la interpretación que hace Emma
Stone encarnando a Bella Baxter, protagonista del relato.
Yorgos Lanthimos es el realizador
que firma el trabajo. Más provocador que nunca, más discutido que nunca, más arriesgado
que nunca. Crea un universo extraordinario en el que rebosa el expresionismo
más clásico y una exageración constante de formas, volúmenes y de la paleta de
colores. El guion de Tony McNamara basado en la novela homónima de Alasdair
Gray -un guion literario en exceso en algún momento- es convertido por Lanthimos es una especie de comedia negruzca y
sarcástica del género fantástico que pendula entre lo surrealista y lo que
entendemos como realidad. Y eso le permite mostrar como idea surrealista
algunas cosas que el espectador traduce a lo que conoce como realidad para
escandalizarse y retorcerse en la butaca.
Se ha acusado a Yorgos Lanthimos
de crear una ficción que sirve para ensalzar el empoderamiento de la mujer a
base de una sexualidad cercana a lo escandaloso, de defender la prostitución
como algo normal que una mujer puede ejercer sin que pase nada de nada, y rodar
un canto a la pedofilia. Creo yo que en ningún caso el realizador ha querido
hacer algo semejante. Lo que sucede es que Lanthimos coloca a la mujer frente
al hombre haciendo todo aquello que se le criticaría ferozmente y de lo que
ellos son partícipes aunque siempre se van de rositas. Aprovecha de paso para mostrar la cara más oscura,
machista y perversa del hombre frente a la mujer. Y lo hace de una forma
bastante tramposa: Lanthimos hace que miremos a través de una lente de ojo de pez que nos
recuerda que somos espectadores y que la mirada que ejercemos es la que nos
permite sacar conclusiones. ¿Por qué esto es algo tramposo? Pues porque la
película es fantasía pura y el espectador que lo lleva al campo de la realidad,
está siendo víctima de su propia forma de pensar. El que ve pedofilia o el que
ve la prostitución como herramienta de empoderamiento de la mujer tiene un
problema con su mirada. Algo así.
Emma Stone. |
La puesta en escena es
extravagancia de principio a fin. Pero el universo que crea Lanthimos es
precioso, odioso, deseable, detestable, acogedor y hostil. Recuerda ligeramente
a lo que hace Tim Burton y sirve para que una trama disparatada y muy loca
encaje en un sistema narrativo que, con algo más convencional en pantalla, se
vendría abajo pasado un minuto. Maravilloso ese edificio en el que descansan
los ricos y al que no se puede acceder de ninguna manera y que en algún momento
fue la casa de todos. Maravilloso ese París deforme en el que una mujer deforme,
también, es maravillosa. Por cierto, la escena del baile se recordará por mucho
tiempo. Y el cambio del blanco y negro al color según aparece la consciencia de
Bella es muy agradable.
Si yo fuera actriz buscaría la
forma de brillar frente a este director. Oliva Coldman ganó su Oscar con ‘La favorita’.
Emma Stone ha ganado el suyo con ‘Pobres criaturas’. Y no diría que no a ningún
papel por loco que fuera porque no puede ser más arriesgado que este de la
señora Stone. El trabajo de la actriz es una cosa deslumbrante. El personaje
invita al histrionismo, al descontrol, al rechazo, pero Emma Stone lo controla,
lo convierte en un ser lleno de ternura e inteligencia.
Willem Dafoe. |
Por si era poco, tanto Mark
Ruffalo como Willem Dafoe hacen un trabajo solvente y dan vida a sus personajes
con éxito. Ruffalo encarna al abogado Duncan Wedderburn, un vividor patético y
machista, un hombre sin escrúpulos. Dafoe, maquillado de forma primorosa, es el 'Frankenstein marca Lanthimos' que soporta buena parte del peso que no encaja
Stone. La dirección actoral en general es sobresaliente.
La fotografía de Robbie Ryan es
preciosa y busca imágenes chispeantes, detalles y una simetría casi obsesiva
aprovechando los decorados y la tecnología digital.
Bella Baxter es una luz que
alumbra la liberación de la mujer, pero no por lo que hace sino por lo que
descubre del mundo al resto de personas, que pueden tomar su mismo camino o, en
el caso de los hombres, el de la búsqueda de la igualdad tan justa y tan
necesaria entre hombres y mujeres.
Una última cosa. Gracias a Bella,
somos conscientes que lo material no lleva a ningún lugar en el que se
encuentren soluciones. El dinero que aparece en la película sólo crea problemas
y es motivo de vergüenza para los seres humanos. Lo que es valioso es todo lo
que no se puede tocar. Mirar la película desde esa perspectiva es una forma tan válida como
otra cualquiera y todo toma un sentido distinto. El sexo pasa a un segundo
plano.
G. Ramírez
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