'Michael H.': Lo que ya sabíamos sobre el cine
El documental dirigido por Yves Montmayeur intenta hacer un dibujo con trazo fino del realizador austriaco.
Vemos al propio Haneke durante los rodajes de sus películas,
durante las clases que imparte (es profesor de música y arte dramático). Vemos
a los actores y actrices que han estado a sus órdenes contando el miedo que
pasan en los rodajes (allí solo disfruta el director), lo que piensan del
realizador, lo que les ha aportado ese trabajo con él.
Metódico, profesional, gritón, cercano, profundo...
Pero el documental hace aguas cuando comienza a desprender
ese característico olor a promoción, a egocentrismo innecesario. No es normal
que escuchemos a Haneke, una y otra vez, decir que a él no le interesa todo
aquello que la crítica y el público ha señalado como un error en esta película
o aquella otra. No parece normal tanta justificación velada. Ni parece adecuado
vender la imagen de autor como próxima a Thomas Bernhard porque eso es cosa del
público y no se le puede ni debe dirigir.
Haneke afirma que no quiere entrar en discusiones que le
obligarían a explicar cómo son sus películas. Sin embargo, en algún momento sí
matiza lo que le interesa. Afirma que siempre busca la verdad, su verdad, a
base de reducir las imágenes y las ideas al máximo. Todo lo superficial carece
de sentido y se elimina.
Es decir, todo lo que los aficionados al cine ya saben se
dice en este documental. De forma algo tendenciosa.
¿Se puede saber algo interesante del autor si es la primera
vez que te acercas a su cine? Pues no conviene porque en el documental aparecen
muchas de las escenas clave en sus películas. Y ver un documental para no poder
ver la películas sin saber lo que va a pasar en el momento cumbre, no parece la
mejor de las ideas.
El repaso excluye la versión americana de 'Funny Games' y 'El
séptimo continente'.
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