'La Virgen Roja': Destruir la escultura, acabar con el proyecto, asesinar a la hija

by - enero 15, 2025

Alba Planas y Patrick Criado

‘La Virgen Roja’ es una película que habla de feminismo, de las contradicciones que sufrimos las personas y de cómo una idea se puede convertir en una obsesión tóxica y destructiva.

Imaginemos que un padre o una madre convierten a su hijo en un proyecto. Quieren que sea el mejor en matemáticas, que hable tres idiomas, que termine siendo el arquitecto más guapo y alabado del mundo o la empresaria más poderosa del planeta Tierra. Esto, aunque parece algo exagerado, es habitual y sucede cada día en hogares normales y corrientes. Pero también es habitual que el joven decida, en mitad del camino, que va a tomar un desvío inesperado, que quiere divertirse y que el latín le parece un verdadero tostón. Tal vez decida criar pastores alemanes. Todo es posible. Y, por tanto, se acabó el proyecto de papá y mamá. Insisto en que esto es muy normal. Lo que ya no es tan frecuente es que el padre, la madre o ambos, reaccionen ante el rehúse de su hijo como hacen los escultores con las obras que presentan alguna falta (las destruyen), es decir, que asesinen a sus hijos. Eso es, afortunadamente, extraño.

Pues bien, Aurora Rodríguez Carballeira, asesinó a su única hija, Hildegart, porque pensaba que la joven estaba llamada a cambiar el mundo, a ser una mujer verdaderamente libre, a representar lo mejor del ser humano, porque la muchacha resultó pensar y hacer por iniciativa propia. El caso es que todo iba bien hasta que Hildegart necesitó ser libre, escapar de la obsesión de su madre. Esto es algo que ocurrió a principios del siglo XX, tuvo enorme repercusión social y política en aquella época y se convirtió en un suceso de proporciones desconocidas hasta ese momento. Aurora asesinó a su hija disparando cuatro veces, sin piedad alguna, a bocajarro.

Paula Ortiz, directora de la película, logra un trabajo excelente con las actrices principales de ‘La Virgen Roja’. Najwa Nimri se convierte en la imagen de la locura, del extremismo que convierte la idea en algo imposible, absurdo y maligno. Si bien es cierto que la actriz se coloca entre los márgenes de un registro y no se mueve fuera de ellos (puede parecer un trabajo algo plano), el resultado final es contundente. Alba Planas está espléndida de principio a fin. Ella si va de lo maquinal del personaje (qué bien se desarrolla esa idea de comportamiento estrictamente funcional al pegar al personaje a una máquina de escribir durante buena parte del metraje que avanza al ritmo de las pulsaciones digitales de Hildegart), de lo maquinal, decía, a la pasión, del pragmatismo a la lucha más visceral. Ambas actrices forman un tándem estupendo. El resto del reparto está igual de bien dirigido destacando Aixa Villagrán que da una profundidad muy sólida a su personaje.

Un momento del rodaje de 'La Virgen Roja'

La cámara de la directora zaragozana se mueve con sumo cuidado y se centra en el detalle, en todo aquello que puede resultar expresivo. La puesta en escena es elegante y muy cuidadosa, tanto como el vestuario y la peluquería.

La dificultad de este trabajo residía en contar algo ya muy conocido y hacerlo sin caer en territorios comunes o en zonas ideológicas que no aportaran nada al conjunto y se convirtieran en injerencias autorales tan perjudiciales siempre. Y para lograr un buen resultado, todo reposa sobre un guion que sabe equilibrar lo histórico con eso tan fundamental para que la película crezca dentro del dramatismo necesario.

Conviene echar un vistazo a ‘La Virgen Roja’ y disfrutar de la película sin ideas preconcebidas, aceptando que la visión feminista del mundo es lo que es y no lo que nos quieren vender grupos que no entienden nada de lo que representa ese movimiento tan importante para la Humanidad entera. Y conviene disfrutar de una historia tremenda y bellísima al mismo tiempo. Lo de investigar sobre, por ejemplo, qué es la eugenesia, ya es harina de otro costal y voluntario tras ver la película.

G. Ramírez

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