'Moonraker': Bond en el espacio exterior y con andador
Roger Moore |
Roger Moore fue un actor bastante mediocre. Sólo su tono de voz era destacable. Y eso hizo que nunca lograra encarnar un personaje como el de James Bond con cierta calidad. Su participación en la saga de 007 fue un desastre absoluto desde un punto de vista cinematográfico. Otra cosa bien distinta es que las películas de esa saga fueran una fuente de ingresos segura y que millones de espectadores se acercaran a las películas de James Bond.
‘Moonraker’ es una película desastrosa. Tanto como entretenida. Persecuciones, peleas, imágenes impactantes y espectaculares y unos efectos especiales que eran asombrosos en la época del estreno, son los ingredientes de un trabajo que se podían haber ahorrado los productores, el realizador y los actores. Para que la hecatombe fuera total, el personaje interpretado por Richard Kiel (Tiburón) se termina enamorando y cruzando la frontera que le llevaría a la zona luminosa de la realidad.
Este es el decimoprimer título de
la saga oficial y la cuarta aparición de Roger Moore como protagonista.
Acompañaron a Moore una bellísima Lois Chiles (muy sosa, también), Corinne
Clery, Michael Lonsdale como villano (tampoco está bien en su papel) y los ya
conocidos de ocasiones anteriores Bernard Lee (M), Lois Maxwell (Moneypenny) y
Desmond Llewelyn (Q). Dirigió este desastre Lewis Gilvert. El guion de ‘Moonraker’
es la adaptación libre de la tercera novela de Ian Fleming, tan libre que no
tiene nada que ver. El nombre del villano, y sólo eso, es lo que se salva. Nada más. Y
siendo el relato de Fleming una pequeña joya de la novela de género es una pena
tanto destrozo.
‘Moonraker’ costó un dineral de
la época: treinta y cuatro millones de dólares. Se rodó en Alaska, Guatemala,
Londres, Venecia, Florida, Río de Janeiro y Francia; los efectos especiales
fueron una cosa de locos y las escenas de acción fueron rodadas con gran
despliegue de medios técnicos. El productor Albert R. Broccoli recupero su dinero
y ganó una buena cantidad a pesar de todo.
En ‘Moonraker’ el agente secreto James Bond viaja al espacio en busca de la verdad que encierra un plan trazado por Hugo Drax, un hombre aparentemente generoso y de buena voluntad que es, en realidad, un tipejo megalomaníaco, que planea extinguir la Humanidad para sustituirla por una nueva generación nacida de las parejas que ha seleccionado. Y el viaje se convierte en una acumulación de tonterías increíbles.
Richard Kiel. |
Roger Moore, con aspecto de abuelo, intenta parecer lo que no puede ser. Mueve entre dos y tres músculos durante la película y no logra dar verosimilitud a su trabajo. Se convierte en una pesadilla para los fans de la saga, para los que saben que el personaje original es otra cosa.
Lo bueno de la película, además
de los efectos especiales, es la música. Regresaba John Barry y dejaba temas
estupendos como ‘Bond Arrives To Rio’ y ‘Boat Chase’, o la canción ‘Moonraker’,
interpretada por Shirley Bassey. La partitura incluye, además, fragmentos de ‘Los
siete magníficos’ (Elmer Bernstein), ‘Romeo y Julieta’ (Tchaikovsky), Chopin y
del tema ‘James Bond’ (Monty Borman).
El fotógrafo Jean Tournier, que
1973 ya colaboró en ‘Chacal’ logra un trabajo colorista, muy luminoso, acorde
con las intenciones del realizador, esto es, cine de diversión, superficial y
vacío. Y le toca lidiar con un 007 en el espacio o saltando de aviones mientras
se lía a guantazos.
Un verdadero disparate que no
hace honor a lo que es 007. ¿Se deja ver? Pues sí, pero se podría cambiar por
un documental de monos saltarines y no pasaría nada.
G. Ramírez
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