'Vidas pasadas': Los fantasmas de todos en busca de un Oscar
En ‘Ulises’ de James Joyce
podemos leer cómo define el autor lo que es un fantasma diciendo que es ‘un
hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia,
por cambio de costumbres’. Y esta idea de muerte permanente a la que estamos
sometidos cada vez que nos echamos a dormir, la imposibilidad de volver a ser
lo que ya hemos sido, es la que envuelve toda la película escrita y dirigida
por Celine Song ‘Vidas pasadas’ (‘Past Lives’, 2023).
Comienza la película con la
imagen de tres personas conversando en la barra de una cafetería, dos hombres y una mujer. Unas voces en off se preguntan qué tipo de relación tienen entre ellos. La cámara se
va moviendo hasta que se queda anclada en el rostro de ella. En un minuto (como
un buen relato en el primer párrafo) la cámara de Song nos ofrece la clave para
entender de qué va lo que nos va a contar. Es ella la personaje principal, es
la vida de ella la que vamos a mirar, son todos los fantasmas que es ella los
que tendremos que disfrutar. Con un guion estupendo y un lenguaje visual
cargado de narrativa expresiva, Song nos arrastra hasta la vida de Nora. No
deja de ser paradójico que esa narrativa de la película se convierta según
avanza el metraje en poesía pura porque la poesía es esa forma de decir las
cosas que no admite reemplazo, las cosas solo se pueden decir de una forma
exacta y la poesía se encarga de ello. Song busca encuadres en los que contrapone
a los personajes con la realidad. Algunas secuencias, algunas imágenes, son de
una belleza tan aplastante como sencilla. Poesía pura.
Lo que nos cuentan es cómo una
familia emigra desde Corea del Sur a Canadá. Y cómo Nora evoluciona personal y
profesionalmente. Se instala en Nueva York y contacta con un joven que fue su
primer amor siendo una niña y viviendo en Corea. Los asuntos que se tratan son
diversos: la soledad del extranjero, la necesidad de integración o la búsqueda
de una solución a la ausencia aunque solo son vehículos que nos lleva al centro
del relato: Somos fantasmas y nunca seremos nosotros más de un corto espacio de
tiempo.
No podemos ser lo que fuimos es una de las ideas que se defienden en el guion de 'Vidas Pasadas' |
Greta Lee es Nora. La actriz encarna su personaje con decisión, con delicadeza, aguantando primeros planos sin inmutarse. El lenguaje corporal de esta actriz está muy bien desarrollado. Por su parte, Yoo Teo es Hae Sung, un hombre que se niega a que el destino le sea desfavorable sin saber que eso no se puede resolver casi nunca. Está muy bien en su papel este actor, muy creíble. John Magaro, tercero en discordia, tiene un papel más corto y menos propicio para el lucimiento, pero su actuación es solvente.
La fotografía es muy bonita por
su luminosidad y sencillez. El trabajo de sonido es especialmente acertado y se
logran efectos muy naturales (la fotografía también lo es). El montaje facilita
la comprensión de lo que nos cuentan y logra un efecto que va de la celebración
del amor a la tristeza infinita. Y es que ese final que parece que va a ser más
anodino de lo que se esperaba termina dando forma a una tristeza anunciada
desde muy pronto gracias al trabajo del montador.
La banda sonora es estupenda. Dieciséis
cortes intimistas y delicados que acompañan muy bien la acción y el estado de ánimo
de los personajes.
Seria candidata a ganar un Oscar.
Gabriel Ramírez
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